viernes, 29 de junio de 2012

Do you care about me?

He escrito y borrado esta entrada como unas cinco veces. Ni siquiera sé cómo escribir todo lo que siento cuando antes, al escribir, podía soltar todo lo que quería y me quedaba medianamente a gusto. Ahora, ni eso puedo.
Esto ha ido demasiado lejos. Cinco años. ¿Sabéis lo que es eso? Cinco años de sufrimiento. Cinco años de pesadillas, de heridas, de caídas pero siempre remontadas. Cinco años sin la ayuda de quién realmente la necesito, de ese abrazo que nunca viene. Cinco años muriendo por dentro, cada vez más, hasta que mi cuerpo ya queda putrefacto, y a causa de eso, mi mente. Cinco años de heridas, de cicatrices que nunca se curan, que no desaparecen.
¿Hace falta tanto sufrimiento? ¿Hace falta que esto no se vaya? ¿Hace falta que si no es por un comentario, es por alguna noticia, sino por algo que veo en alguna red social, tenga que recordarlo absolutamente todo, el dolor, el remordimiento, lo sucia que me sentí? ¿De verdad hace falta ésto?
Ni siquiera sé por qué escribo esto... Ya no me sirve de nada. No puedo hablar en plata sin que me llamen pesimista, cuentista, que intento llamar la atención... Y no es porque me interese lo que pienses ciertas personas (que me la suda completamente) es porque duele. Duele no poder desahogarse sin que te llamen esas cosas... Porque ya estoy harta. Ya no puedo más. Y sé que he dicho eso muchísimas veces pero... Pft. No puedo más. No me quedan fuerzas para nada. Absolutamente nada. Ni siquiera he sido capaz de retenerla a ella a mi lado. No he podido cuidarla como se merece.
Soy una puta mierda en todo, como persona, como ser, como todo. Me odio, ahora más que nunca.

martes, 26 de junio de 2012

You're all alone.

'Le oigo en mi cabeza. Y sé que tiene razón. No me pegó, aquella primera vez. Se limitó a estrujarme el brazo con tanta fuerza que las marcas de sus dedo parecía un tatuaje, un sol negro con cuatro pequeñas lunas que giraban alrededor.
Era verano, y no pude ponerme el traje de baño durante una semana, ni desnudarme delante de Grace, mi hermana, en la habitación que compartíamos. [...] Lo hizo porque bailé con el hermano de Dee Stemple y me reí cuando él me retó a repetirlo. Me retuvo, dijo, para que no pudiera alejarme, porque si me alejaba sería su fin, tanto me quedaría. La noche siguiente me subió la manga de la blusa y besó cada marca, y sus lágrimas las humedecieron, como para borrar el negro de los moratones y tornarlos blancos de nuevo, tan blancos como el resto de mi piel blanca, blanquísima, como si sus lágrimas poseyeran la virtud de absolver los pecados veniales, de borrarlos.

"Oh, Dios -susurró-. Lo siento muchísimo."

Y yo también lloré. En aquellos tiempos, cuando lloraba, siempre era por su dolor, no por el mío.

La pena y el arrepentimiento de Bobby Benedetto eran tan intensos como modulada y persuasiva su voz. Y qué inmensa era su rabia. Era como la nube de un tornado. Brotaba repentinamente de la nada y se transformaba en algo móvil que arrancaba el tejado. 
Huelo a cerveza, huelo a bourbon, huelo a sudor, huelo a mi propio miedo, aún más potente y fétido.'





Huida imposible - Anna Quindlen. 

sábado, 26 de mayo de 2012

You can get addicted to a certain kind of sadness.

¿Por qué?
Es una pregunta constante.
¿Por qué ésto, por qué lo otro?
Estoy harta de preguntarme esto siempre. Siempre tengo un por qué rondando mi mente. Pero este por qué es tan constante que llevo años con él en mi cabeza, y ya no puedo más, no puedo seguir preguntándomelo, porque ya es demasiado para mí.
¿Por qué sigues en mi mente? ¿Qué es lo que te hace tan... así, que no puedo dejar de mirarte en ningún momento? ¿Ni dejar de pensar en ti?
Ni siquiera puedo decir que te odio por eso porque es lo último que puedo hacer. Odiarte. Me odio a mí por no evitarlo, por no poder evitarlo, por no poder hablar de esto con nadie, no poder desahogarme con quién debería y guardármelo dentro, hasta que explota y, ¿qué pasa? Que, cuando explota, me hundo en la mierda. Lo peor, es que me siento confundida. Confundida por algo que ni existe más que en mi cabeza, porque es así. Todo lo que pasa por ella, es producto de mi imaginación... ¿No? Dime que es producto de mi imaginación y que no me estoy volviendo loca... Que no haces esas cosas que yo creo que haces...
Además, siento que la estoy engañando. Aunque no haya hecho nada pero el hecho de pensar así, aún ella sabiéndolo TODO, hace que sienta que la engaño, porque no debería pensar así. Porque estoy enamorada de ella. Pero aún así... Siento lo que siento. Y me siento como una putísima mierda, no sé qué coño hacer en estos casos.
¿Qué haces? ¿Qué coño estás haciendo? No la dejes escapar, NADIE en tu vida te tratará como ella. Nadie te querrá como ella, ni tú querrás a nadie como la quieres a ella. ¿Por qué piensas así? ¿De verdad eres tan estúpida? ¿Qué mierdas te pasa, que has hecho con la persona que eras? ¿Dónde ha ido? 
Y así todo el día. Llorando, escuchando música hasta que mis oídos pitan de tal forma que no escucho nada, pensando eso una y otra vez.
No quiero... No quiero continuar con esto más, no quiero, ya no puedo más... Me dije hace unas semanas que si volvía a entrar en esta espiral, en este agujero, no sabía si sería capaz de volver a salir... O si quiero salir.
No puedo más...

jueves, 15 de marzo de 2012

I hope you will see there's something good in me, never seen before.

No hagáis como yo. No pongáis falsas sonrisas cuando todo está mal, llamadme hipócrita, si preferís, pero quiero sonrisas verdaderas, si las cosas van mal, no dibujes falsas sonrisas a aquellos que se preocupan por ti diciendo que 'todo está bien' cuando no es así. Deja fluir todo, quédate a gusto. Sonríe sólo cuando quieras hacerlo, porque te animan, te hacen reír, no te sientas obligad@ a sonreir.
Sonríe porque quieres y cuando puedas, porque una sonrisa sincera, es lo más bonito que hay en este mundo.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Dejé de contar ovejas para poder dormir y cuento los defectos que me quiero corregir.

Tal y cómo he dicho en mi Twitter, me he tragado el documental de Demi Lovato (Sí, Demi Lovato, adoro esa mujer), muchísimas veces, tanto en inglés como en castellano y vuelto a obsesionarme. Miro mis muñecas y... Me dan asco. Tengo en una de ellas una cicatriz horrorosa, se ve marrón, como si fuera un moratón. La otra la tengo tapada con miles de pulseras porque se ve peor... A simple vista, no se ven, pero yo sí las veo. Las noto palpitar bajo de mi piel siempre que lo pienso, que es mucho últimamente. Escuecen sólo de rozarlas. Luego veo mis rodillas... E igual. Llena de tajos por todos lados. Son horrorosas, rechonchas, con cicatrices por todos lados, unas más grandes, otras más pequeñas pero ahí están, ardiendo debajo de la ropa, pidiéndome que siga... Y yo no quiero. Pasé esa época, fui lista para que no me pillaran pero esta vez lo harán. Me pillarán, y acabaré peor de lo que pienso. No quiero volver a caer en el mismo pozo oscuro y sin fin, porque si empiezo, sé que no seré capaz de acabar y seguiré hasta que ya no tenga piel en ningún lado. Es un puto vicio, como una droga de la que me desintoxiqué y si vuelvo a probarla, no habrá vuelta atrás, no habrán más desintoxicaciones, no podré desengancharme y no quiero acabar así... No quiero acabar haciéndome daño y dañando a los que están a mi alrededor, porque ahora sé que le importo a unas cuantas personas, que no serán muchas, pero son las suficientes como para sentirme protegida y querida, es una sensación que no sentía desde hacía mucho tiempo y la calidez que siento ahora mismo la agradezco infinito... Y aunque esto sea un instinto, una reacción, lo controlaré como lo he controlado hasta ahora. Los defectos no se arreglan así, esto lo he comprendido hace relativamente poco, y encontraré otra forma que no sea ésta de ser lo más perfecta (o la idea que tengo yo de perfección) que pueda.
Sé que esto causará mucha confusión y otros pensarán, 'bah, qué imbécil, sólo quiere llamar la atención y que le digamos, oh, pobrecita, ¡no lo hagas!' No. No funciono así. Si escribo ésto, es para desahogarme, no para causar pena, que me tengáis compasión o penséis eso que he dicho. Simplemente, lo digo porque necesitaba decirlo.

martes, 6 de marzo de 2012

Siempre, mi M.

El otro día te recordé más de lo normal. Le estuve hablando a Ella de ti, de lo guapo que eras y lo bueno que fuiste siempre conmigo y con todos. Lo mucho que aguantaste y lo tranquilo que estás ahora... Porque espero que así sea, te mereces la paz eterna como el que más. Recordé lo mucho que hemos hecho juntos, todas las tardes que pasamos comiendo piruletas, las veces que tuve que quedarme a dormir en tu casa por miedo a las pesadillas que me perseguían noche sí, noche también... Fuiste el único en el que pude confiar para poder contárselo TODO con todo detalle, el que me ayudaste en absolutamente todo, incluso en lo más difícil, pusiste ganas, genio, dinero, lo que hiciera falta por hacerme sentir bien y aunque a veces pienso que no te correspondí como era necesario... Creo que fue lo mejor amiga que pude ser con nadie y nunca seré.
Mi mejor amigo... Cuánto te echo de menos, mi M. Y sé que no soy la única. Mi otra M también te echa de menos. Aún duele tu ausencia, aunque hayan pasado ya, ¿dos años? Ya ni recuerdo el día que te fuiste, pero recuerdo a la perfección tu cara. Tus ojos, tus labios, tu pelo, siempre planchado y bien cuidado, tu maquillaje, el cual siempre llevabas aunque fueras un chico y te importara poco lo que dijeran de ti. Tuviste una vida muy difícil, tanto fuera cómo dentro de casa y pocos tienen la culpa de que fuese así, no puedo decir nadie porque sé que algunos jugaban a joderte la vida y no me perdonaría decir que nadie tiene la culpa de tu vida difícil.
Hace mucho tiempo que no sé de tu familia, desde que te fuiste que no hablo con nadie, borré absolutamente todo recuerdo tuyo que tenía cibernéticamente para hacer más llevadera tu ida, pero aún conservo algunos de tus recuerdos físicos aquí, conmigo... Así cómo un collar que me regalaste una vez que fuiste a tu país natal, una camiseta tuya que me regalaste porque le tenías mucha estima y en una de esas noches de pesadillas, te la llené de mocos (lo recuerdo y una sonrisa se me aparece en mis labios, créeme, eso nunca cambiará), tanto cómo mi primer poster de nuestro grupo favorito que, aunque esté un poco desgastado, lo conservo. Así cómo todos los recuerdos vividos juntos, nuestras escapadas a escondidas de nuestros padres a Barcelona sin tener ni puta idea de por dónde íbamos, pero siempre encontrando el camino de vuelta, hasta que nos la aprendimos, o las veces que nos íbamos a la otra punta de la ciudad a fumar para que no nos pillaran nuestros padres, comprando tabaco en el bar chino de la chica rancia, ¿la recuerdas? Siempre nos miraba con una cara tan rara... Y no era para más, nuestras pintas eran para verlas. Me castigo a mí misma por no hacerte ninguna foto. Sé que no te gustaban (es más, las odiabas), pero me hubiese encantado tener una foto tuya para poder recordar siempre tu cara y que no se borre de mi mente con el transcurso de los años... Algún día, si consigo volver a contactar con ellos, le pediré una a tu familia.
He cambiado mucho desde la última vez que nos despedimos, antes de volverte a tu país natal y partir, he madurado, han pasado muchas cosas, buenas, malas, neutrales, pero, en el fondo...

Sigo siendo esa muchacha que te quería, mi M. Tu muchacha, con muchísimo cariño.

domingo, 19 de febrero de 2012

Rain blowing in your face...

No te soporto. No quiero verte, me creas angustia sólo con escucharte, me irritas. Odio que no me hagas caso, odio que no me escuches, odio que sea siempre la segundona en todo, odio que le des importancia a quién no se la merece, tener que decirte 'deja de hablar de ella, no vale la pena, sólo te hará sufrir', odio celarme por ti, odio tu comportamiento victimista, odio que hayas olvidado nuestro pasado, odio ser la única que lo recuerda con nostalgia, con cariño...
Y, en cambio, no puedo llegar a odiarte. Me faltan ganas, fuerzas, para llegar a eso, como también para no hacerte caso, lo intenté, intenté no mirarte, no pensar en ti, pero era IMPOSIBLE, mi mirada se iba para ti y mi mente se pasó todo el día en la luna... Y lo peor es que no puedo soltar todo esto si no es aquí, escribiendo.
¿Dónde fueron a parar esos tiempos en los que podía hablar con mis amigos de todo, de lo que sentía, de lo que pensaba, de lo que me rallaba? ¿Dónde fue mi yo que podía abrirse con quién quisiera?
Mejor dicho, ¿dónde fueron esos tiempos en los que lo único que me preocupaba era con quién iba a jugar esa tarde, lo que tenía para comer, o si mi madre me iba a dar dinero para comprar chuches, para merendar o para comprar los cromos que quisiera? ¿Dónde se fue esa inocente e ingenua yo?
Ya no existe, supongo. He madurado, demasiado pronto maduré, hace muchos años ya que me di cuenta que la vida le da puñaladas a quién no se las merece, porque algo muy malo he tenido que hacer yo para vivir algo así. Y no es que sea egocéntrica y me crea la mejor persona del mundo, que no lo soy ni por asomo, pero no creo haber sido tan mala persona como para sufrir tales estocadas. Son demasiadas durante mis 17 años y eso pesa, pesa demasiado.

Demasiado...