domingo, 15 de mayo de 2011

Fears from your head.

Me desnudo... Muy lentamente. Preferiría que no mirara, que se girara a controlar el agua de la bañera pero ahí sigue, observándome. Desde hace tiempo que me molesta que lo haga, que se quede mirando como me desnudo. Me encanta darme baños con ella, me relajo. Pero sigue sin gustarme que me mire en esa situación... Me angustia, me siento incómoda. Y una vez desnuda y dentro de la bañera, no se me ocurre otra cosa que intentar taparme zonas que no quiero que se vean, por... ¿vergüenza, asco? Ni yo misma lo sé. Pero no quiero que se vean. No me gusta, aunque ya me haya visto desnuda muchas más veces anteriormente. Y así sigo, tapándome como puedo excepto cuando jugueteo con ella con el agua hasta que decide levantarse y lavarse el pelo y ahí me quedo yo, sentada en la bañera, notando como gotitas de agua y jabón van cayendo sobre mí, unos minutos interminables en los que odio sentirme tan vulnerable, tan despreciable, tan... cohibida en mí misma en esos momentos. Y verdaderamente no sé por qué me siento así, no con ella. ¿Después de tanto tiempo juntas y ahora me siento así? Mal es como me siento... Por miedo a que piense que es culpa suya. Y no lo es, no es su culpa. Es... mía, supongo. ¿De quién, si no?
Taquicardia. Mi corazón late tan rápido que parece que vaya a explotar en cualquier momento y una gran necesidad de gritarle que acabe ya me invaden pero me controlo, no quiero pagar mi frustración con ella.
Espero. Espero a que se enjuague del todo el pelo y salga de la ducha para tener un rato sola y atormentarme, intentando no verme en el reflejo borroso y ahuevado del grifo, ni siquiera ahí quiero verme. Me tomo mi rato para enjabonarme, tiempo en el que ella sale y una increíble sensación de alivio recorre todo mi cuerpo. ¿Qué me pasa? ¿Por qué he esperado tanto en salir y no he salido en cuanto he estado lista? ¿Por qué?
Salgo y agradezco que el calor haya empañado el espejo, teniendo dificultad para verme. Es más, ni me asomo al espejo. Me seco rápidamente todo el cuerpo y aún sin estar del todo seca, enrollo la toalla al pelo y me visto, notando como la ropa se adhiere al contorno de mi cuerpo, dificultándome el poder colocármela bien y salgo rápido, tan rápido que las zapatillas de andar por casa resbalan por el suelo mojado y casi caigo, notando como la piel se pone de gallina al sentir el frío rozando mi piel y suspiro. Un suspiro profundo y casi inaudible pero que regenera todo el aire que iba reteniendo en mí.
Ya acabó...
Ya no tienes que verte desnuda...
No tienes por qué cerrar los ojos fuertemente para no verte reflejada en ningún lado...
Ya acabó. Si pudiera hacer que acabara para siempre...

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